Una persona se puede sentir atraída por otra no solo porque se parezcan físicamente debido a que “el ser humano generalmente busca en el otro, elementos propios que lo identifican para que puedan compartir o incluso llegar a establecer una relación estable.
Por otra parte, también influyen otros elementos, como la forma de caminar, balancearse, mover sus brazos, gesticular, el porte de la persona y, por supuesto, la inteligencia.
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